¿Qué está pasando con el peso mexicano?

IMG_caida_peso-618x338El Banco Central de México subió por sorpresa los tipos de interés en 50 puntos básicos hasta el 3,75% el pasado 17 de febrero. Al mismo tiempo, anunció una venta directa de dólares norteamericanos en el mercado. El objetivo de estas medidas es frenar la fuerte devaluación que está sufriendo el peso mexicano respecto a la moneda de Estados Unidos. De momento, parece que la decisión está surtiendo efecto. Después de que se conociera la noticia, la cotización de la divisa recuperó gran parte del terreno perdido las últimas semanas. El año pasado su descenso respecto al “billete verde” fue del 17%. En lo que iba de 2016, antes de la intervención del organismo regulador, su pérdida era del 10%, llegando a marcar un mínimo histórico de 19,4448 dólares en la primera quincena de febrero.

“A partir de la última reunión de política monetaria, la volatilidad en los mercados financieros internacionales ha aumentado y el entorno que enfrenta la economía mexicana ha seguido deteriorándose”, señaló en conferencia de prensa el gobernador del Banco Central, Agustín Carstens. Al mismo tiempo, dejó claro que las decisiones tomadas no implicaban el inicio de un ciclo de contracción monetaria. “Hacia adelante, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas para horizontes de mediano y largo plazo, en especial del tipo de cambio y su posible traspaso a los precios al consumidor”, añadió.

Una situación peculiar

El peso mexicano estaba siendo, hasta la intervención del Banco Central, una de las monedas más castigadas de los mercados emergentes. Su caso resulta especialmente llamativo porque la economía de México no presenta síntomas de flaqueza, con un crecimiento del 2,5% el ejercicio pasado (frente al 1% de Latinoamérica) y unas previsiones para este año del 2,6%, según el Fondo Monetario Internacional. Entonces, ¿qué está pasando con el peso?, ¿a qué se debe este ataque?

“En realidad, la devaluación del peso no refleja un castigo a esta moneda o una preocupación particular con respecto a la economía mexicana”, apunta Eugenio Gómez, profesor de Entorno Económico de IPADE Business School. En su opinión, lo que se está observando es una apreciación del dólar frente a muchas otras monedas debido a la recuperación de la economía norteamericana después de la crisis financiera y el cambio en su política monetaria como consecuencia de esta recuperación. “Esto se puede apreciar al considerar la devaluación que han sufrido otras monedas. Por ejemplo, Chile y Sudáfrica han sufrido devaluaciones similares a la de México durante 2014 y 2015, mientras que en países como Colombia y Brasil la devaluación ha sido el doble que la de México”, dice.

En la misma línea, Einar Moreno Quezada, director académico del Departamento de Finanzas y Contaduría de la Universidad de las Américas Puebla, señala que “más que una depreciación del peso nos encontramos ante una apreciación del dólar”. Es decir, “las condiciones que ofrece la economía de los Estados Unidos, a partir del incremento realizado en sus tasas de interés, son más atractivas para los inversionistas y en consecuencia se incrementa la demanda de dólares por lo que se observa su apreciación”. Al mismo tiempo, destaca que “el nivel de riesgo de países que tienen un alto nivel de dependencia presupuestaria respecto a su industria petrolera —como México— se sigue incrementando en consecuencia de la disminución del precio del crudo”.

Los expertos en mercados financieros señalan que el peso mexicano tiene la virtud de ser la moneda más negociada en los mercados emergentes, lo que al mismo tiempo es una maldición para su cotización. Los analistas aseguran que la actual depreciación de la divisa se debe a que suele utilizarse como cobertura en momentos de alta volatilidad. Los inversores internacionales utilizan el peso como protección en gran medida porque se negocia 24 horas al día durante cinco días a la semana, algo que sólo ocurre con otras dos monedas de mercados emergentes: el rand sudafricano y la lira turca.

Gómez no respalda estas teorías y considera que “la actual evolución de la divisa mexicana se debe más a que el dólar se vuelve un refugio para los inversionistas en momentos de alta volatilidad, lo que la hace más valiosa en detrimento de otras monedas como el peso”. Moreno Quezada, por su parte, subraya el hecho de que el peso es hoy por hoy una moneda que se cotiza las 24 horas, lo que le deja más expuesto que a otros billetes emergentes a los vaivenes de los mercados, que en estos momentos sufren de una gran volatilidad. “Es una divisa con la que se está realizando operaciones en todo el mundo. Por lo anterior, tiene alta sensibilidad respecto a los movimientos de otras monedas. Es por ello que nada garantiza que el peso mantengan volatilidad constante a través del tiempo”, explica.

Efectos sobre la economía

Para Gómez, la devaluación puede traer consecuencias tanto positivas como negativas. “Por el lado negativo, puede generar presiones inflacionarias por el aumento de precios de bienes importados aunque éstas presiones han probado ser particularmente débiles recientemente debido, en parte, a que algunos otros factores como la caída internacional en el precio de loscommodities han implicado inflaciones muy bajas en muchos países. En cuanto a los efectos positivos, un peso barato puede favorecer el turismo y algunas exportaciones”, expone.

Moreno Quezada cree que aún no se ven efectos destacables en materia de inflación aunque “ciertamente hay impactos positivos y negativos”. Especifica que, por un lado, puede darse crecimiento económico por el efecto en las remesas y, por otro, preocupa el estrangulamiento financiero de las compañías que tienen deuda en dólares y que no previeron el comportamiento de la divisa hasta los niveles que al día de hoy se observan. “Las personas que actualmente reciben dichas remesas están maximizando su poder adquisitivo al convertir sus dólares en más pesos que antes. Por otro lado, las empresas que tienen créditos en dólares pero que sus operaciones son en pesos tienen la desventaja de tener que cubrir con una mayor cantidad de pesos sus pagos de intereses”, argumenta.

Con esta situación, en la que los efectos positivos y negativos conviven, el Banco de México se encuentra en una encrucijada. Finalmente, ha optado por intervenir subiendo los tipos de interés, un movimiento del que algunos economistas habían comenzado a hablar a principios del mes de febrero. Los analistas que apoyaban esta decisión argumentaban que las ventajas competitivas que el país ha ganado al abaratar sus exportaciones y servicios turísticos se están viendo superadas por el peligro de que la inflación aumente con fuerza y dañe la estabilidad económica del país.

Sin embargo, la mayoría de los expertos que encuestó el Banco Nacional de México (Banamex) a finales de enero habían retrasado sus previsiones de un incremento de las tasas de interés de mayo a junio. Algunos economistas consideran que los actuales datos macroeconómicos no respaldan ese movimiento. En primer lugar, porque podría dañar el crecimiento. Y, en segundo lugar, porque la inflación no está mostrando síntomas de acelerarse. Los precios al consumidor (IPC) en México subieron un 0,38% en enero y se situaron en tasa anual en el 2.61%, muy cerca de mínimos históricos y del objetivo del 3% del Banco Central. Respecto a la evolución del PIB, el Banco Mundial ha pronosticado un incremento del 2,8% para este año, por encima del 2,5% de 2015. A pesar de ello, el organismo internacional se ha mostrado cauteloso porque la economía del país se está viendo inevitablemente afectada por la fuerte caída de los precios del petróleo y los cambios en la política monetaria de Estados Unidos, uno de sus principales socios comerciales.

Pedro Javier Uriz Borrás, economista con BBVA Bancomer, el mayor banco del país, señaló el pasado 15 de febrero a Reuters en una entrevista telefónica que, aunque las condiciones monetarias ofrecen la posibilidad de que haya un alza de los tipos, no cree que necesariamente sea una solución mágica para apreciar el peso mexicano. Carlos Capistrán, economista en jefe para México de Bank of America Merrill Lynch, declaró a la agencia que las probables subidas de las tasas de interés en México tendrían como objetivo contrarrestar un posible aumento del precio del dinero por parte de la Reserva Federal estadounidense. Algo que ve cada vez menos probable ante la debilidad de la economía mundial y la fortaleza del dólar. “En cuanto la situación global comience a mejorar, el tipo de cambio hará lo propio”, pronosticó Capistrán.

¿Qué pasará en el medio plazo?

La opinión más generalizada entre los analistas es que el peso ganará fuerza a lo largo del año apoyado en los buenos fundamentos de la economía mexicana. Opinión que también expresó el propio Agustín Cartens en la mencionada entrevista radiofónica, en la que se mostró convencido de que manteniendo el marco macroeconómico firme el tipo de cambio será más favorable para la divisa mexicana, a medida que la volatilidad que sacude a los mercados vaya atenuándose.

Según Gómez, “el peso se ha devaluado más de lo que cabría esperar dados los fundamentos de la economía mexicana”. El opina que se trata de un típico proceso de overshooting que es común en este tipo de periodos de devaluación. “En este sentido cabría esperar que la moneda mexicana se recuperara al pasar el periodo de volatilidad; sin embargo, es difícil saber cuándo podría pasar esto. Hacia finales de 2016 el dólar podría volver a un valor de alrededor de 17 pesos pero eso dependerá de varios factores siendo el más importante el manejo de la política monetaria en Estados Unidos”, vaticina.

Algo más pesimista se muestra Moreno Quezada sobre la evolución de la divisa mexicana en los próximos meses. Sostiene que “independientemente de las fortalezas que la economía mexicana muestra, el dólar sigue ganando fuerza y aunque las condiciones de equilibrio harán que en el mediano plazo el peso muestre su verdadero valor ante la divisa estadounidense, pasará un buen tiempo antes de que los inversionistas revalúen las ventajas de invertir en pesos mexicanos”.

Artículo: Wharton University of Pennsylvania

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