El director de Kirikú, Michel Ocelot, no pensaba hacer una segunda obra de Kirikú, no obstante el enorme éxito en taquilla y crítica de Kirikú y la bruja hicieron que se llevara a cabo este segundo largometraje en 2005. Los diálogos y la música de Michel Ocelot se unen a los dibujos de Bénedicte Galup, elaborados entre Vietnam y Letonia. El film es, además, todo un espectáculo musical. Y nada mejor que dos africanos (Manu Dibango y Youssou N’Dour) para la composición de la banda sonora.
Kirikú y las bestias salvajes sigue nutriéndose del encanto del pequeño niño africano, quien en esta ocasión deberá luchar contra el mal. El abuelo del pequeño es el encargado de explicar a los demás niños cómo Kirikú tiene que buscar el valor, la astucia, el amor y la generosidad dentro de su interior para triunfar en este nuevo enfrentamiento. Kirikú se tendrá que convertir en alfarero, detective, jardinero, comerciante… ¡y hasta médico!