El próximo 28 de septiembre tendrá lugar la visita guiada al Monasterio de San Isidoro del Campo a las 11:00h.
La visita será impartida por D. Pedro Martínez Lara, Doctor en Historia del Arte y Profesor del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla.
Si estás interesado en asistir nos lo debes comunicar antes del lunes 23 de septiembre, inscribiéndote en la actividad: VISITA GUIADA AL MONASTERIO DE SAN ISIDORO DEL CAMPO en la Web: aiiaocactividades.e-visado.net o mediante nuestra nueva App: Asociación Ingenieros (disponible en mercados IOS y mercados Android) indicando tu nombre, número de colegiado, teléfono de contacto, correo electrónico y si asistes acompañado de otra persona. Para cualquier consulta, escriba al correo: eventos@aiiaoc.com
El Monasterio de San Isidoro del Campo, fundado en el año 1301 por Alonso Pérez de Guzmán y María Alonso Coronel en un lugar cercano a las ruinas de Itálica donde, según la tradición, fue enterrado San Isidoro de Sevilla.
En 1432, la Orden Jerónima sustituyó a la cisterciense, llevando a cabo una profunda reforma en el Monasterio que se reflejó en el concepto de vida monacal y sustancialmente en la decoración. A mediados del siglo XVI surge un foco religioso de carácter reformista en Sevilla, en el que participaron los frailes de este Monasterio, que llevó al encarcelamiento de varios monjes y a la huida de otros fuera de España, entre ellos Casiodoro de Reina, autor de la primera traducción de la Biblia a la lengua castellana, conocida como Biblia del Oso.
En este singular monasterio fortaleza, con doble iglesia, se yuxtaponen el estilo gótico con claras influencias del Languedoc y el mudéjar, en el que es visible la tradición almohade. Frente a la austeridad cisterciense, el monasterio jerónimo se decora con pinturas murales que conforman posiblemente uno de los conjuntos más notables de toda España. El Monasterio fue ampliándose y enriqueciéndose con los siglos, llegando a contar con una torre, una espadaña, cinco claustros y, junto a las dependencias monacales, la procuraduría, la hospedería y las instalaciones agropecuarias propias de estas instituciones que pretendían ser autosuficientes. En torno al Claustro de los Muertos se articulan las dependencias del núcleo medieval: iglesias, refectorio, sacristía, sala capitular, etc.
Durante el Barroco, este núcleo medieval se transforma con sillería, nuevas pinturas murales, bóvedas de yeso y retablos entre los que destacan el de la iglesia principal de Martínez Montañés, en el que podemos admirar en su calle central la figura de San Jerónimo Penitente.
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