Crónica del Corpus Christi: Devoción, historia y esplendor en Sevilla

En la ciudad de Sevilla, donde la religiosidad popular alcanza sus más altas cotas de expresión, se alista para celebrarse, como cada año, una de sus más solemnes y antiguas tradiciones: la procesión del Corpus Christi. Esta festividad, que tendrá lugar el próximo jueves, es considerada la más importante de las procesiones sevillanas, y no es poca cosa en una ciudad que vive el calendario litúrgico con una intensidad singular.

La celebración del Corpus Christi tiene raíces hondas tanto en la historia de la Iglesia como en la propia configuración espiritual de Europa. Aunque la institución de la Eucaristía remonta a la Última Cena, su conmemoración específica como fiesta litúrgica no surgiría hasta bien entrado el siglo XIII. Fue en el corazón de Europa donde, movida por visiones místicas como las de Santa Juliana de Lieja, comenzó a forjarse la devoción hacia el cuerpo y la sangre de Cristo presente en las especies eucarísticas.

Gracias a la influencia de figuras como el papa Urbano IV y al prestigio teológico de Santo Tomás de Aquino, quien redactó himnos como el célebre Pange Lingua, la solemnidad del Corpus se consolidó con liturgia propia. Sin embargo, no sería sino tras el Concilio de Vienne en 1311, bajo el pontificado de Clemente V, cuando la festividad se establecería de forma definitiva y universal en la Iglesia.

La procesión, como expresión visible del misterio eucarístico, se convirtió desde entonces en el eje de la celebración. En Sevilla, su origen documentado se remonta al siglo XV, con un cortejo que conserva, hasta hoy, un itinerario invariable. Aquellas primeras procesiones tenían un marcado carácter medieval, lúdico y popular, en las que convivían el fervor religioso y la representación catequética de virtudes, vicios y pasajes bíblicos, encarnados en las llamadas «rocas» o carros alegóricos.

Con el paso de los siglos, la Iglesia intervino para corregir ciertos «excesos festivos», consolidando un modelo de procesión más solemne y eclesial. Aun así, perviven vestigios de aquellos tiempos en localidades como Valencia o Granada, donde aún desfilan gigantes, cabezudos y otros elementos simbólicos que evocan el combate del bien contra el mal, representado por la huida del pecado ante el paso del Santísimo.

En Sevilla, sin embargo, la procesión se ha purificado hasta convertirse en una expresión netamente religiosa, centrada en la adoración del cuerpo de Cristo bajo palio y contenido en una magnífica custodia. La ciudad entera se prepara para rendir homenaje al Señor sacramentado: se limpian calles, se engalanan balcones y se esparce romero en los suelos, evocando costumbres antiguas que mitigaban los olores y ennoblecían el paso del cortejo.

La custodia procesional, joya del arte sacro sevillano, encierra siglos de historia y devoción. Acompañándola, desfilan los Seises —niños con trajes del siglo XVIII— cuya danza ha sobrevivido a las restricciones eclesiásticas gracias a la ingeniosa tradición de renovar sus atuendos por partes, año tras año.

Más allá de su dimensión local, el Corpus Christi conecta a Sevilla con la historia universal del cristianismo, con milagros como el de Bolsena —que inspiró a Urbano IV— y con expresiones artísticas que se expandieron por toda Europa y el Nuevo Mundo. Su riqueza litúrgica, visual y espiritual lo convierte en una experiencia única, viva y en continua transformación, sin perder nunca su esencia: exaltar la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

VIDEO DE LA CONFERENCIA: https://youtu.be/h2NV5Ai6Wcw

No olvides también visitar la Asociación Territorial de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental en nuestras redes sociales.


 

Artículo anteriorCONCIERTO DE ANTOÑITO MOLINA
Artículo siguiente“Perspectiva de Futuro del Sector de las Plantas Aromáticas y Medicinales. La Crisis de la Lavanda en España”