Capítulo 3

CAPÍTULO 3

Sin embargo, la industrialización española llegó con retraso en el siglo XIX, excepto en algunas regiones como Cataluña, y en alguna medida el País Vasco. Este retraso en incorporarse a la corriente modernizadora se hizo especialmente patente en Andalucía, aunque a los inicios de este siglo era una de las regiones más ricas de España y podría haber jugado un papel importante en el proceso industrializador. En efecto, hay algunos notables intentos de incorporarse a esa corriente, aunque no lograron consolidarse.
A mediados del siglo XIX se produce en Andalucía, en particular en Sevilla y Málaga, un período de relativa expansión industrial. Se tienden las líneas regionales de ferrocarril y se desarrolla una incipiente industria siderúrgica. En el segundo tercio del siglo XIX (1833-63) la

Monumento al General Francisco Antonio de Elorza y Aguirre ubicado en la Fábrica de Armas de Trubia (Asturias) de la que fue director

siderurgia andaluza había sido hegemónica en el país, y hay que recordar la figura del general Francisco Antonio de Elorza y Aguirre (Oñate 1798-Madrid 1873) quien tomó las riendas de las instalaciones de Marbella (Málaga) y El Pedroso (Sevilla), precursoras en este orden de cosas.
Sin embargo, la mayor parte de los ingenieros no eran andaluces. Los centros universitarios existentes en la región, articulados en torno a las universidades de Sevilla y Granada, no contemplaban las enseñanzas técnicas. Por todo ello se hacía patente la necesidad de crear centros de enseñanza técnica superior, lo que condujo a la creación de la Escuela Superior Industrial Sevillana en 1850. Esta circunstancia se reprodujo un siglo después cuando renació la actual Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sevilla.
Así, la industrialización en el XIX español se desencadenó de la mano de ingenieros traídos de fuera. Por mencionar un caso, Isaías White (cuyo hijo, del mismo nombre, figuraba en la alineación del primer partido del 8 de marzo de 1890 del equipo de fútbol protosevillista; los ingleses trajeron también el fútbol y el golf) ingeniero de profesión que llegó a Sevilla en 1855 y se asoció con los hermanos Portilla, indianos que se asentaron en esa ciudad con un gran capital procedente del Nuevo Mundo. La independencia de los territorios americanos determinó que muchas familias pudientes abandonaran aquellas tierras y se instalarán tanto en Sevilla como en Cádiz y Málaga, formando parte de una incipiente burguesía industrial, dotada de una mente abierta a las nuevas ideas y modos de producción. En Málaga estuvieron los Loring, que se ocuparon de finanzas, los Heredía, grandes ferreteros, de los primeros de España, y los Larios, los segundos de la industria textil en todo el país. En Sevilla cabe citar a los Borbolla, los Pagés, los Ybarra y otros muchos. Unos y otros fueron tomando poco a poco el poder efectivo de la economía en Andalucía.

Mercado del Barranco
El edificio del Mercado del Barranco fue un proyecto encargado a la empresa Portilla White y Cía en 1876

La colaboración de White con los Portilla dio lugar a la constitución de la sociedad “Portilla, White & Cia.”, que destacó en la fabricación de calderas y motores a vapor, así como molinos aceiteros y aperos agrícolas, todas ellas realizaciones destacadas en el mundo industrial sevillano. Se cuenta que en 1868 la reina Isabel II, cuando visitó Sevilla, llegó a recorrer las nuevas instalaciones de la sociedad Portilla & White, ampliadas para la fabricación de cañones de acero, y manifestó una grata sorpresa al ver cómo en las máquinas de vapor no aparecía la palabra “London”, pues estaban realizadas con capital y recursos locales.