El pasado sábado comenzó con un ambiente sereno mientras los participantes se reunían en el punto de encuentro, junto al histórico tramo de los Caños de Carmona, en la confluencia de las calles Luis Montoto y Jiménez Aranda. Allí dio inicio la ruta “Agua, jardines y poder”, integrada en los itinerarios diseñados por Emasesa para poner en valor la presencia del agua en el patrimonio cultural de Sevilla.
A los pies del singular acueducto —una destacada obra de ingeniería de origen romano rehabilitada por los almohades en el siglo XIII— se ofreció una primera aproximación a su relevancia histórica. Sus arcadas, todavía imponentes pese al paso de los siglos, recordaron al grupo el papel esencial que desempeñó en el abastecimiento de la ciudad y su relación con las estructuras de poder a lo largo del tiempo.
El recorrido continuó hacia los restos del palacio de la Buhaira, antigua almunia almohade rodeada en su época por huertos y jardines articulados en torno al agua. Aunque gran parte de su trazado original ha desaparecido, el enclave conserva la capacidad de evocar la importancia de albercas, estanques y canales como elementos de prestigio y control en la Sevilla medieval.
Posteriormente, la ruta se adentró en el centro histórico, donde el agua dejó su huella en los edificios más emblemáticos vinculados al poder real. En el Real Alcázar, los asistentes pudieron conocer cómo los monarcas utilizaron el agua como recurso ornamental y simbólico, dotando a patios y jardines de un carácter representativo que aún perdura. La visita culminó en la Real Fábrica de Tabacos, cuya traída de aguas resultó determinante tanto en su funcionamiento como en su concepción arquitectónica.
La jornada permitió reconocer el valor del agua como elemento configurador de la identidad urbana, así como su papel en la articulación de espacios de poder, ocio y vida cotidiana. Una experiencia que reveló una Sevilla entendida a través de sus cauces visibles y ocultos, y de la profunda relación entre su historia y el discurrir constante del agua.

